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Heng'e  嫦娥

DEIDAD PRINCIPAL
Diosa de la luna y la magia

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Heng'e emergió como la tercera de las deidades principales creadas por Shenüa y Shenfu. Su dominio era la vastedad nocturna, donde reinaba con gracia serena, reflejada en la luminosa esfera que surcaba el cielo como un faro celestial. Melliza menor de TaiYang, el dios solar, Heng'e encarnaba la esencia femenina de la luna, complementando la radiante masculinidad de su hermano.

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Sobre la tierra derramó conocimiento para nutrir a los mortales. Ella fue la maestra de las artes arcanas, guiando a los humanos en el camino de la magia, la adivinación y el apaciguamiento de los espíritus resentidos. Su sabiduría era vasta, un pozo infinito de conocimiento que moldeó las primeras civilizaciones en el gran continente.

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Heng'e poseía un porte regio, una diosa orgullosa y firme, que respondía a la veneración de los mortales con gracia divina. Sin embargo, su orgullo también albergaba una profunda desconfianza hacia la humanidad. Cuando vio cómo los hombres se alejaban de la guía divina, su corazón se endureció. Fue ella quien instigó a sus hermanos dioses a abandonar a los mortales, dejándolos a su propia suerte.

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A pesar de su desdén hacia los habitantes de Tenka, la diosa lunar no era un ser cruel. Los santuarios erigidos en su honor permanecieron intactos a través de las eras, un testimonio de la fe inquebrantable de sus devotos. Ella respondía a las plegarias de sus sacerdotes, canalizando su energía divina hacia ellos y, en ocasiones caprichosas, concediéndoles oráculos sobre el futuro o consejos enigmáticos.

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El culto a Heng'e, la diosa lunar, destaca como el más prominente en todo el imperio. Su legado como maestra de la magia y las artes onmyoji, transmitidas a los mortales, la convirtió en la figura mas importante dentro de la teología. 

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En la capital imperial, se erige uno de los cuatro santuarios principales dedicados a Heng'e., el santuario de la luna creciente. Estos santuarios, distribuidos por todo el imperio, sirven como centros de peregrinaje y escenarios de importantes ceremonias culturales.

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Dentro del santuario, la atmósfera se impregna de una reverencia palpable. Las personas acuden en busca de sabiduría, protección y orientación, solicitando a los sacerdotes por lecturas de fortuna, bendiciones de buena suerte o amuletos protectores que alejen fantasmas y criaturas nacidas del Ná.

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Le gustan : Las reglas, la ropa fina, el baile

Odia: La arrogancia, el descaro y la pereza

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